¿Y cuántas veces me habré preguntado qué es la vida? ¿Para qué sirve? ¿Qué hace que estemos aquí? Viviendo todo lo que vivimos, y sufriendo a través del dolor, la muerte y la desdicha.
La vida es respirar. Sólo eso. La vida es atender a lo que acontece en el día a día.
Cada una de las oportunidades que aparecen son regalos para el desarrollo. La vida es desarrollo. Es evolución sin prisa, pero sin pausa. Es como una gran apisonadora que no descansa, pero que no deja de avanzar.
Te empuja, o te arrolla. Depende de en qué momento te encuentras. El gran secreto es adelantarse, ir por delante, hacerle un amago por un lado y adelantarle por el otro, con astucia, y sobre todo con mucho respeto. Beneficiándote del juego limpio.
No es fácil. En más de una ocasión te sobrepasa, y te deja chafado por los suelos. Entonces, ese momento es una gran ocasión para transformarse, para reflexionar acerca de qué hay en tu vida, y qué quieres realmente que haya. Y que no haya. ¿Qué es realmente importante para ti? De verdad. Sé honesto contigo. Pon las cartas que te ha dado la vida encima de la mesa, boca arriba. Mira qué hay. Mira qué no hay. Acéptalo. Asúmelo. Y avanza.
Piensa en amigos, familia, personas a tu alrededor, trabajo, compañeros, jefes, clientes, proveedores, y también en qué estas invirtiendo tu energía, en que ámbitos te desarrollas, y en cuáles ya es momento de cerrar un ciclo.
La vida. La vida es un gran misterio. Te venden que la vida va de tener cosas, o también de hacer cosas, es decir del materialismo, y de la productividad, pero la vida no es del tener ni del hacer, sino del ser y del sentir.
La vida es ser amor y sentir amor.
Eso es simplemente la vida. Simplemente que no es sencillamente. Porque de eso va la vida, de simplificar. Porque ya nos complicamos nosotros mismos el día a día con decisiones apresuradas, desde el miedo, desde el qué dirán.
¿La cura a todo esto? Esa magnifica energía que todo lo une. El amor que se presenta de forma impredecible cuando las personas se mueven con convicción a través de un sentimiento común. Unos valores que les unen en un proyecto motivador, algo que hace que todos sumen sus fuerzas para ponerse a disposición de algo más grande que ellos mismos.
Los héroes, los solitarios dicen que pueden ir muy alto, pero es cuando trabajas en equipo cuando realmente puedes llegar muy lejos. Si quieres dejar tu huella en este mundo, en esta vida únete a tu tribu, a tu gente. Encuentra la que sientas que está alineada con tu visión del mundo, que es congruente con tus valores, que es lo que valoras de la vida, en tu vida, y pon tu energía, pon tu corazón en algo que tenga sentido y que esté al servicio de los demás para que estén un poco mejor, y en ese lugar, desde ese sitio, con las tareas, más simples, más complejas, con más responsabilidad, o menos, con las que sean, te sentirás realmente que estás viviendo una vida con sentido.
Veo un mundo colorido, brillante, con sus aguas azules cristalinas, los bosques verdes y marrones de los árboles. Limpios. Donde cada vez se van encendiendo más y más luces, aquí y allá. Esas luces, conforme evolucionan, se van interconectando entre ellas. Se va formando una red de luz blanca brillante, una malla que se va desplegando cada vez más grande, envolviendo y protegiendo al planeta, protegiendo a las personas y empoderándolas para que sean ellas mismas al 100%
¿Qué te atreves a hacer sólo por hoy para estar un poquito más conectado a la vida?
Desde aquí te envío toda mi energía para que alcances tus propósitos.